CAINEM - Cámara Internacional de Emprendedores
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Somos seres emocionales.


Aunque la dimensión física de nuestro ser ocupa nuestra atención y muchas veces creemos que es lo que somos, realmente somos más que sólo nuestros cuerpos y nuestro intelecto. Somos además seres emocionales relacionándonos con nuestras experiencias desde esa dimensión, reaccionando y respondiendo en función de lo que ellas nos generan en nuestro cuerpo. Entonces es necesario más aún cuando estamos expuestos a tantos estímulos externos como en estos momentos particulares en los que transcurre nuestra existencia, que las reconozcamos y las gestionemos. Nótese que no escribo, que las ?controlemos? ya que esto no es posible, ellas aparecerán cada vez que captemos un estímulo e interpretemos la realidad, afortunadamente ya que es lo que nos hace ser seres humanos, sentimentales, emotivos, únicos.

Ahora bien Qué implica reconocerlas? Ser consciente de lo que estoy sintiendo, distinguirlo para a partir de esa ?comprensión? hacerme cargo de eso que me pasa. Reconocer mi rabia, mi tristeza, mi miedo o cualquier otra emoción y no permitir que se expresen solapadas, porque Cúantas veces te encuentras gritando de manera violenta en una situación que te produjo terror, o llorando por una intensa rabia? Esto ocurre porque ellas, nuestras emociones tienen esa capacidad de mimetizarse entre ellas, para esconder lo que verdaderamente nos está haciendo reaccionar, generalmente con consecuencias negativas para nosotros mismos.

Cómo reconocer la emoción? Las emociones son reacciones químicas y fluyen por nuestro cuerpo, se manifiestan con ciertas expresiones en él, rubor, sudor, palpitaciones, entre otras. Comenzar por observarnos y determinar cómo reacciono, me permitirá entender mejor que emoción me habita. Otra forma de reconocerlas es cuestionándome, Qué, verdaderamente me hace sentir esto que sucede? Es cierto que esto pasa en fracciones de milisegundos pero siempre existe la posibilidad de detenernos otros tantos antes de responder o reaccionar.

Luego de reconocerlas debemos gestionarlas, lo que no es más que es accionar de la manera adecuada cuando ellas se presentan, llorando o expresando dolor si es tristeza lo que siento, manifestándome y poniendo limites si se trata rabia, o analizando la magnitud de la amenaza si lo que tengo es miedo. En muchos casos gestionarlas significará retirarme en el momento oportuno o incluso pedir una disculpa si la reacción nos ganó la batalla. En este particular no se trata de sentirnos culpables y hacer un acto de contrición, es más bien un acto de humildad en el que desde nuestra humanidad reconocemos que la situación sobrepaso nuestra razón, restaurando el daño que hayamos podido causar a nuestras relaciones.

Sí, no es soplar y hacer botellas, además ellas irrumpen en nuestro cuerpo de manera muy veloz, pero si somos capaces de mirarnos, de conocernos podremos comprender que es lo que las detona, que siento cuando eso pasa y como accionar asertivamente, evitando en muchos casos consecuencias no deseadas.


Cultiva las emociones positivas, como la gratitud, el amor, la alegría, el asombro, el orgullo, la esperanza, entre otras para desarrollar este musculo emocional que te proporcionará un repertorio de reacciones expansivas.


Las reacciones emocionales son involuntarias, están y estarán presentes siempre en nuestra interacción humana, lo importante es que podemos intervenir en ellas siendo conscientes de su presencia e importancia y desarrollando por elección un cúmulo de emociones positivas que eleven nuestro estado de ánimo y por tanto nuestra productividad.

Entonces antes de responder aceleradamente a cualquier estimulo detente en ti! Toma en cuenta que no sólo eres, cuerpo y pensamiento, distingue tu dominio emocional evalúalo y considéralo. De esta manera estarás en coherencia, tus acciones estarán en consonancia con tu sentir y pensar, lo que sin duda es la clave para tu bienestar. Comienza a adquirir un abanico de emociones positivas que te acompañen y preserven o mejoren tus relaciones y tus resultados.

Claudia Tepedino - CAINEM Venezuela